Pobres Emocionales termina aquí. Quítate la máscara lo resume
un poco todo. Quítate la máscara y deja ver tu propio yo, viviendo para ti según tus propios criterios, en lugar de vivir para los demás según sus
normas. Quítate la máscara para mirar
dentro de ti, en lugar de mirar a
través de los intereses de otros. Quítate la máscara para dejar de valorar lo
que en realidad valoran otros, para realizar un ejercicio de humildad y
honestidad interna, para vivir sin imposiciones sociales casi siempre
inconscientes y desafortunadas. Quítate la máscara para perder el miedo a defraudar a los demás y asegurarte de que no te
defraudas a ti mismo.
Pobres Emocionales
por David García Cobos (Consultor, formador y emprendedor)
jueves, 5 de julio de 2018
jueves, 7 de junio de 2018
Mini 20: Vivir con la injusticia
“Apenas
quedaban unos segundos para la conclusión del encuentro de fútbol con tablas
momentáneas en el marcador. Era una final. Así la había preparado Enrique desde
hacía más de quince días. Sus padres, sus abuelos, tíos y primos se hacían
notar desde la grada con sus gritos y aliento de ánimo. Kike, como lo llamaban
cariñosamente sus compañeros, era defensa derecho, pero un cambio magistral de
banda le permitió adelantar su posición sin prácticamente oposición.
jueves, 31 de mayo de 2018
Mini 19. Mismas acciones, mismos resultados.
“Juanito
Silbato, viudo y natural de Entrepinares de la Sierra, en Guadalajara, acababa
de cumplir ochenta y cinco años, aunque él hacía algún tiempo que había perdido
la cuenta, y hasta se había olvidado del día de su cumpleaños. Aquel martes de
Primavera, como cada tarde, empuñó su bastón, se colocó la boina que le había
regalado su nieta y salió a pasear por el camino que llevaba hasta el pueblo.
Al sobrepasar la finca de su vecino Eleuterio, se paró a saludar y también a
descansar. La conversación transcurrió sin prisa, más o menos como de costumbre,
aunque la enfatizaban como si fuera realmente novedosa.
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jueves, 24 de mayo de 2018
Mini 18. Vive el momento presente.
“Un
gorrión sobrevuela con desparpajo las principales arterias de Madrid. Apenas
amanecido, el cielo está azul y promete un agradable día de primavera. Sin
embargo, el gorrión sigue enfrascado en su discurso interno, ése que le
atormenta desde que se soltó a volar. Y es que, el ruido de la gran ciudad y la
contaminación de los coches y las calefacciones provocan en él una desafección
por la vida.
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jueves, 17 de mayo de 2018
Mini 17: Controla tus pensamientos catastrofistas.
“Últimamente
tengo miedo a volar. Cuando cumplí quince años mi madre me llevó a Japón. Fue
un viaje de chicas al que mi padre, siempre ocupado en los quehaceres de su
empresa, no nos acompañó. Aquel fue mi primer vuelo. Nunca después volví a
vivir unas turbulencias como aquellas, pero al ser las primeras, las tomé como algo
normal. Ahora, apenas se mueve la cabina, cambia el ruido de los motores o
simplemente se enciende la megafonía para que la tripulación hable con el
pasaje, el surco del miedo recorre cada milímetro de mi cuerpo, siempre en
tensión, en previsión de una catástrofe que nunca llega a ocurrir, pero que
deja mi cuerpo con secuelas similares. Hubo tormenta para abandonar el
aeropuerto de Dublín, el avión se meneaba más de lo normal, mientras las
ventanillas se empañaban de gotas de lluvia, que se estampaban como filos de
cuchillas por efecto de la velocidad. Yo intentaba distraerme atenazada en mi
butaca. El cuello tenso, las manos sudorosas fuertemente agarradas a los
reposabrazos y los pies presionados contra el suelo como si quisiera romperlo.
Para distraerme, pensaba, a duras penas, en los maravillosos cinco días que
había vivido junto a Ernesto.
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jueves, 10 de mayo de 2018
Mini 16: Adáptate rápido al cambio.
“Una fina
lluvia sorprendió a Vespertino López mientras esperaba un autobús verde, de
línea regular, que lo llevaría al trabajo el último lunes de aquel mes marzo
particularmente lluvioso. Apenas entró por la puerta ligeramente calado a pesar
de su gabardina color beige y sus botas de goma que no apeaba hasta bien
entrada la primavera, su jefe, don Constantino Montalvo, un hombre de unos
cincuenta años que seguía fumando Habanos en su puesto de trabajo porque pare
eso era el dueño, comenzó a gritarle. Y es que, el hombre que era capaz de vociferar
con un puro en la boca, estaba harto, muy harto, del numerito de “la hora” cada
año. Lo cierto es que el bueno de Vespertino odiaba el horario de verano y, por
su cuenta, cada año decidía no cambiar la hora. Como consecuencia, al lunes
siguiente, siempre llegaba una hora tarde al trabajo.
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jueves, 3 de mayo de 2018
Mini 15. Aceptar emociones negativas.
“El viento
recorrió la avenida de la estación con descaro, augurando la llegada inminente
del otoño. Despojado del más mínimo sentido de la empatía, arrolló con furia a
los únicos viandantes que la recorrían a última hora de la tarde, un padre, una
madre y su hija. Caminaban despacio, cabizbajos y sin apenas intercambiar
palabra alguna. El padre portaba una gran maleta. Llegados a la estación,
subieron los tres al vagón número quince. Ubicaron la maleta en el lugar
dispuesto para ello y se aseguraron de que a su hija no le faltase de nada en
la butaca que tenía asignada, la 3B.
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jueves, 26 de abril de 2018
Mini 14. Tú no necesitas tener razón.
Adolfo
Tocateja había formado una considerable cola en el Banco Marítimo del
Cantábrico la mañana de sábado que fue a reclamar una comisión a su entender
mal aplicada, por la custodia de unos valores heredados de la tía Angustias, que
había fallecido en su pueblo natal, en Huesca, apenas unos meses atrás. En realidad,
el operario de caja, un hombre entrado en años que miraba a sus clientes por
encima de sus gafas redondeadas ligeramente caídas sobre su afilada nariz,
había reconocido el error desde el primer momento, reintegrando al instante el
importe. Pero el bueno de Adolfo, no había quedado satisfecho con la
explicación y seguía platicando y platicando la injusticias de los grandes
sobre los pequeños, especialmente cuando los grandes eran bancos. Tal era el
revuelo, que hasta el joven director de la sucursal, que ni siquiera los sábados
abandonaba su traje, ofreció sus disculpas personalmente, algo que aún
enfureció más a Adolfo. La discusión se alargó algo más de veinte minutos,
cuando con exquisita educación y personal de seguridad por medio, invitaron a
Adolfo a abandonar la oficina.
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jueves, 19 de abril de 2018
Mini 13. Sé honesto con tus prioridades de vida.
Mamá me ha
dejado sentada en mi hamaquita, en el centro del salón, sobre la alfombra de
pelo alto y de innumerables colores que tanto me gusta. Me esfuerzo por
alcanzarla pero el arnés de seguridad me lo impide. Desisto pronto y reparo en
la entrada de luz por la ventana, preludio de los primeros rayos de Sol de la
mañana que debe de estar a punto de aparecer. Mamá pasa una y otra vez por
delante de mí a la velocidad del rayo. Se afana en sus quehaceres diarios, una
y otra vez repetidos día tras día. La oigo resoplar en silencio aunque dudo que
sea consciente de su propio fastidio. A veces se detiene y gira ligeramente su
cabeza para sonreírme y otras, las más, atraviesa fugazmente mi campo de
visión, sin ni siquiera advertir los pucheritos que una y otra vez repito para
llamar su atención. Me entretengo con un sonajero que cuelga por encima de mi
cabeza. Lo golpeo uno y otra vez y sus ruidos melódicos me distraen mientras
espero a que mamá se siente junto a mí.
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jueves, 12 de abril de 2018
Mini 12. Bye, bye, seguridad
Gervasio
Tocafuente llevaba toda una vida trabajando como administrativo en una compañía
de la industria láctea. Su jefe, don Dionisio, había estrenado y avanzado el
siglo XXI con un estilo rancio de gerencia más propio de mediados del siglo
pasado, donde la relación se basaba en el ordeno y mando. Desde que Gervasio
tiene uso de razón, nunca había visto a don Dionisio acudir al trabajo sin uno
de aquellos trajes, oscuros en invierno y claros a partir del mes mayo. Aún hoy
en día el aroma de los puros se deslizaba bajo la puerta de su despacho y
Gervasio lo imaginaba aspirando uno de aquellos habanos mientras lo rodeaba con
su mano, sus dedos y el anillo a modo de sello con sus iniciales grabadas.
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jueves, 5 de abril de 2018
Mini 11. Cultiva el optimismo o al menos imítalo.
Silvia
comenzó a descender por la calle Princesa hecha un ovillo en sí misma.
Cabizbaja, triste y lejana, abrazaba su carpeta de universitaria con la mirada
perdida en el suelo, ensimismada en sus propios pensamientos. Y es que aquel
día, el día en el que le comunicaron que había aprobado la última asignatura de
su carrera de Derecho, comenzaba el fin del fin. ¿Qué iba a hacer ahora ella?
Si nunca se había creído hábil para conseguir clientes y, tampoco era una estudiante
brillante. Cada vez que veía esas series de abogados en la televisión,
envidiaba el talante seguro y resolutivo de las protagonistas. Pero ella, ella
era otra cosa. Una mala estudiante que había tenido más suerte de lo normal.
Pronto, la vida, pondría a todo el mundo en su sitio y, en su caso, la
ridiculizaría de manera cruel. Era torpe para los negocios y más aún para la
negociación. Eso nadie lo podría cambiar.
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jueves, 29 de marzo de 2018
Mini 10. No cambies a los demás, cámbiate a ti mismo y el Mundo cambiará.
Sólo un
día después de reencontrarse con su inseparable compañera de piso durante la
universidad, Lucía, desde el orejero de su apartamento de alquiler en Londres,
pensaba que tal vez no había sido una buena idea haber invitado a Verónica a
pasar una temporada.
Sí, era
cierto que Verónica conservaba aún después de los años la chispa contagiosa de
la juventud. Y no es menos cierto que la noche anterior habían disfrutado de lo
lindo, se habían reído, habían bailado y hasta se habían emborrachado. Verónica
tenía la capacidad de rebuscar en lo hondo de su alma hasta destapar los
sentimientos más escondidos y, en general, felices. Daba igual el tiempo que
hubiera pasado, Verónica se las arreglaba con infinita naturalidad para esculpir
cada momento en su compañía como una obra de arte.
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jueves, 22 de marzo de 2018
Mini 9. Aún no sabes que eres un virtuoso.
Apenas
recién estrenadas las vacaciones de Navidad, Esther entró en su cuarto con
semblante triste, cabizbajo, huidizo y ausente. Conectó sus auriculares en un
intento de fugarse de todo. Definitivamente, las matemáticas no eran lo suyo y,
más allá de estar preocupada por ello, estaba afligida por la reacción de su
padre que, por un extraño motivo del mundo de los adultos que no alcanzaba a
comprender, quería que fuese excepcional en todas las asignaturas, como si los
adultos fuesen brillantes en todas y cada una de las tareas que emprenden.
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jueves, 8 de marzo de 2018
Mini 8. Tú no eres tus logros
Fragmento
“El todoterreno
ruge por la rampa de salida del garaje de una urbanización de adosados a las
afueras de Madrid, de esas en las que el obsceno precio de la comunidad podría
ser suficiente para alquilar un apartamento en la Plaza de España. Juan conduce
ensimismado pensando en si será hoy por fin el día en el que le comuniquen su
ascenso. Su hijo irrumpe en sus pensamientos con esas cosas importantes que
Juan no sabe que son importantes. Papá, ¿esta tarde me entrenarás, verdad?. Su
padre, aún absorto en sus pensamientos, debatía si debía de incorporar al Linkedin
el cargo de Global Marketing Manager o simplemente Marketing Manager EMEA. Su
hijo, que como el Principito, nunca renunciaba a una pregunta una vez la
hubiese formulado, insistió, lo que desató la irascibilidad de Juan, que con
furia sentenció que no, que tenía muchas cosas que hacer y que no sabía cómo
podía ser tan egoísta, conocedor que su padre se pasaba largas jornadas
trabajando para sacar adelante a su familia. Pero Papá, me lo prometiste dijo,
como si las promesas de los adultos fuesen verdaderos compromiso. Papá
prometiste dejarme los guantes que usaste en la final y entrenarme para ser tan
buen portero como tú. Juan no dijo nada más, simplemente le abrió la puerta al
llegar al colegio.
jueves, 1 de marzo de 2018
Mini Especial: ¿Y si el galáctico era Quini?
Me enteré por la prensa, a raíz de la noticia
de su muerte, que “El Brujo” vivió y
falleció en el mismo barrio en el
que estas semanas está emergiendo Método y Emoción. Un barrio legendario, humilde,
sencillo, solidario y con carácter, que transmite un poco los valores del
amigo de todos que el pasado martes se nos fue. Quini era el Sporting y Quini
era Gijón, pero en mi opinión, también el espejo
donde cualquier deportista y cualquier persona de bien debe aspirar
a mirarse.
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jueves, 22 de febrero de 2018
Mini 7. Afronta el miedo
Introducción
Dobló la
calle Goya con la expresión desencajada, tensa y ausente, como venida de otro
mundo, o como si estuviese a punto de abandonarlo. Llevaba a los gemelos, cogidos
bien fuerte, uno en cada mano, queriendo sujetarlos a la estaca de la seguridad,
del control absoluto. Gritó “cuidado” al pararse en el semáforo en rojo, a
pesar de que los niños continuaban dócilmente a su lado y en tercera fila para
disponerse a cruzar. Cuando alcanzaron el parque los soltó, a regañadientes, y
permaneció sentado, emitiendo sonidos de precaución mudos y levantándose de
manera compulsiva cada vez que temía por la seguridad de los pequeños, es
decir, cuando estaban en lo alto del tobogán, cuando pasaban por detrás de un
columpio o cuando el balancín subía y bajaba cumpliendo el plan para el que
había sido diseñado. De siempre, al menos desde que tiene recuerdo, su vida fue
así, un flujo de preocupaciones cambiantes y constante.
jueves, 15 de febrero de 2018
Mini 6: Pon fin al apego
Introducción
“Llegó tan
pronto para coser los retales de su vida, que tuvo que hacer tiempo en una
cafetería rancia de la Gran Vía, pasada de moda, con taburetes color burdeos en
la barra y neones en la entrada. Pidió un café grande, en taza de desayuno, a
un camarero que sólo peinaba pelo blanco a la altura de la nuca y que vestía
tradicional, con un pantalón negro y una camisa tristemente manchada de grasa.
El hombre, flaco y encorvado, sin apenas energía y marchitado por el paso de
tiempo, parecía que siempre había estado allí. Apenas cruzó palabra. Ella pasó
al baño. Ya eran las nueve y media de la mañana pero no había clientes, por lo
que el servicio aún olía a desinfectante. Se miró en el espejo y reparó en los
surcos que la edad había dibujado en su rostro y en los que el maquillaje había
naufragado literalmente en su desafío por disimularlos.
jueves, 8 de febrero de 2018
Mini 5. Apoya tu vida sobre varios pilares
Fragmento
“Juan
abrió la puerta de su apartamento de la planta número quince, en pleno corazón
financiero de Madrid. A pesar de que Sol de mediodía iluminaba el cielo azul de
la capital, su casa y su vida estaban en penumbra, entre tinieblas. Aquel 12 de
Mayo, el día en que lo despidieron a sus cincuenta y cinco años porque algo
había que hacer para cambiar las tendencia de las ventas, no fue distinto. Muy
despacio, todavía incrédulo con la noticia y con la vida que le había jugado
aquella mala pasada, se sentó en el sofá de diseño beige y se quedó así,
inmóvil el resto de la mañana, la tarde, la noche y quién sabe si el resto de
sus días. Allí sentado, se sorprendió con el recuerdo de su mujer. Le invadió
un sensación de nostalgia, de vacío, de soledad y hasta de amargura que no
experimentaba desde hacía mucho tiempo, ni siquiera diez años atrás, cuando ella
le notificó la petición de divorcio por escrito, y lo abandonó cansada de
cansarse de esperarlo.
jueves, 1 de febrero de 2018
Mini 4. Evita el perfeccionismo.
Fragmento
“Me
llamo Lorena. Soy pintora. Ésa es mi única extravagancia. Por las mañanas vendo
juguetes en la sexta planta de El Corte inglés de Goya para pagar los recibos.
Crecí en una ciudad pequeña, en el Norte. Al salir del colegio comía gusanitos
en el parque y daba pan duro a los patos del estanque. Después, me sentaba
frente al televisor a ver Barrio Sésamo con un bocadillo de Nocilla hasta que
Casimiro me echaba a la cama. Los domingos me ponía medias y braguitas de perlé
para ir a misa con mi padre a cambio de un kas de limón y croquetas de jamón en
la terraza del bar de la plaza mayor.
jueves, 25 de enero de 2018
Mini 3. Responsabilízate. Escribe el guión de tu propia vida.
Fragmento
Manu es
bastante persuasivo. Evitar salir a tomar unas copas la noche del domingo en el
que Lorena me abandonó, era poco menos que imposible. Miré el reloj cuando
salíamos del metro de Callao. Faltaban unos minutos para las once de la noche
del día más triste del mundo. Seguía vivo, eso sí, sin ningún daño físico o
enfermedad aparente. No había sufrido ningún accidente, ninguna catástrofe
natural u otra desgracia. No me había dado un ictus, ni un edema. No presentaba
síntomas de intoxicación, ni envenenamiento. No había sido víctima de una
paliza, ni de un asalto con violencia. No presentaba cortes, ni hemorragias, ni
síntomas malignos de ningún tipo. Pero aun así, la vida era una mierda.
jueves, 18 de enero de 2018
Mini 2. La felicidad depende de uno mismo.
Fragmento
“Lorena Septiembre 2.010.
Tábata es como solía llamarme Martín. Recuerdo que
allí, como dos pasmarotes sentados bajo el techo de una marquesina le miré, con
compasión, pero en realidad no era únicamente compasión por él. Era compasión
por ambos. El estómago se me hizo un nudo un instante antes de que mis ojos se
encharcasen, de rabia, de tristeza, de resignación. Él levantó tímidamente la
mirada hacia mí, para bajarla inmediatamente cuando yo le correspondí. Al fin
alcancé a vocalizar algunas palabras.
martes, 9 de enero de 2018
Mini 1. Aceptar la realidad. “Haz el amor y no la guerra con tu realidad.”
Fragmento emocional
“Martín.
Septiembre 2010.
Creo
que nunca fui feliz. Quizá antes de conocerla a ella, puede ser, quién sabe,
pero al menos yo no lo recuerdo. Mi vida es una pesada mochila que arrastra sus
recuerdos. Los tristes, crueles; los felices, aún más. La conocí sólo unos
meses, de Septiembre a Diciembre de un año en el que era bastante más joven.
Las mañanas son peores que las tardes. Las tardes son peores que las noches. La
Primavera es peor que el resto de las estaciones. Lecciones aprendidas,
tristeza acumulada, episodios de la misma novela. Tanto de lo mismo que lo
distinto sería extraño, inquietante, poco fiable, un espejismo, una farsa, una
ilusión. Sería simplemente mentira. Yo vivo así y esta es mi vida.
Me
llamo Martín. Martín “el loco”. Perdí el juicio por amor, pero de eso hace ya
algunos años. Luego vino la depresión, o tal vez fue antes, o quizá todo
ocurrió a la vez.
Prefacio: Pobres emocionales
En el gran teatro de la vida, a menudo escondemos
tras una máscara la vergüenza de ser humanos y sentir. Actuamos como si nunca nos abordase el miedo, la frustración
o la ansiedad. Nos escondemos de los demás y de nosotros mismos. Evitamos
brillar si no es aceptado. Obviamos desarrollar nuestras virtudes naturales si
esto nos obliga a navegar a contracorriente. Engaños en masa, ficción colectiva,
deleite de la demencia humana para ocultar
y representar, cuando no presumir, justamente
aquello que anhelamos.
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