Pobres Emocionales termina aquí. Quítate la máscara lo resume
un poco todo. Quítate la máscara y deja ver tu propio yo, viviendo para ti según tus propios criterios, en lugar de vivir para los demás según sus
normas. Quítate la máscara para mirar
dentro de ti, en lugar de mirar a
través de los intereses de otros. Quítate la máscara para dejar de valorar lo
que en realidad valoran otros, para realizar un ejercicio de humildad y
honestidad interna, para vivir sin imposiciones sociales casi siempre
inconscientes y desafortunadas. Quítate la máscara para perder el miedo a defraudar a los demás y asegurarte de que no te
defraudas a ti mismo.
Quítate la
máscara para valorar lo pequeño en
lugar de lo grande, lo trivial en
lugar de lo material, lo absurdo en
lugar de lo convencional. Quítate la máscara para equivocarte, para anticipar que nada será perfecto ni justo. Quítate la máscara para ser feliz con la realidad sea como sea. Quítate la máscara para aceptar las emociones negativas como parte de tu
humanidad, para marcar tus propias prioridades sin aceptar ningún dictamen
externo. Quítate la máscara para no
cambiar a nadie, sino para cambiar el mundo a través de ti mismo,
descubriendo tus propias virtudes. Quítate la máscara para valorarte por ser y no por lo que consigues. Quítate la máscara
para saber lo poco que necesitas para vivir una vida plena y feliz. Quítate la
máscara para vislumbrar lo positivo más
allá de la adversidad. Quítate la máscara para vivir tu vida y no para servir la de los demás. En definitiva,
quítate la máscara para convertirte en ti mismo, un Rico Emocional.
Al final
sólo han sido necesarios veinte minis, en lugar de los veinticinco previstos
inicialmente (algunos han sido fusionados), para compartir con vosotros todo lo
que he aprendido de los sabios, lo que más me ha ayudado, lo que me sigue
dirigiendo como una brújula hacia una vida más plena y feliz, consciente de que
aún estoy al comienzo del viaje que
durará toda la vida, que encontrará múltiples obstáculos que espero enfrentar
con entusiasmo porque, como describo en estas páginas, los problemas son una
fuente de crecimiento y aprendizaje que nos
llevan hacia nuestros objetivos.
No he
tenido más pretensión que documentar todas las ideas que me rondaban la cabeza,
para atraparlas, agasajarlas y transformarlas en un sendero, un camino real que
recorrer con entusiasmo. No son lecciones
para nadie, sino mis propias lecciones. Ojalá la lectura de estos textos
sirvan para provocar la reflexión y el cambio en tu vida. Aun cuando mi
aportación sólo se trate de un pequeño grano de arena en un inmenso desierto,
el reto de escribir estos textos habrá merecido la pena.
Sólo me resta agradecer
los gestos de apoyo y cariño que he recibido de muchos de vosotros desde que he
comenzado esta aventura en la que me he desnudado emocionalmente para
transgredir mi propio interés, algo que, como podéis imaginar, no es sencillo.
Me he sentido mucho más halagado de lo que realmente merezco y, sin lugar a
dudas, me anima a seguir compartiendo y escribiendo. También me siento
afortunado del apoyo de aquellos a los que, sin interesarles explícitamente la
temática, me han respaldado durante estas semanas para darme su aliento y
animarme a seguir adelante.
Por último,
no me quiero olvidar de mi mujer y de mis hijas, esas incondicionales que
provocan cada día que Pobres Emocionales tenga pleno sentido.
A todos
vosotros, ¡GRACIAS DE CORAZÓN!
David
García Cobos
Autor de
Pobres Emocionales
Julio de
2018
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