jueves, 24 de mayo de 2018

Mini 18. Vive el momento presente.


“Un gorrión sobrevuela con desparpajo las principales arterias de Madrid. Apenas amanecido, el cielo está azul y promete un agradable día de primavera. Sin embargo, el gorrión sigue enfrascado en su discurso interno, ése que le atormenta desde que se soltó a volar. Y es que, el ruido de la gran ciudad y la contaminación de los coches y las calefacciones provocan en él una desafección por la vida.
Cada día sigue la misma rutina, abandona su pequeño refugio de la Plaza España, una azotea abandonada de un edificio centenario, y comienza su vuelo de reconocimiento con la esperanza, cada día, de que todo haya cambiado. Así, imagina que los edificios son sustituidos por árboles, las aceras por ríos y los coches por animales. Sin embargo, cada jornada, su esperanza se transforma en decepción al comprobar que nada ha cambiado. Abatido, triste y decepcionado, vuelve a su refugio y espera allí quieto, acunado por su propia melancolía, a la próxima mañana con la ilusión de que se produzca el milagro. ”
Aquella mañana de primavera, como cada día, había comprobado que todo seguía igual. A la altura de la Plaza de Cibeles remontó el vuelo a través de la calle Alcalá dirigiéndose ya hacia la Plaza de España. Ensimismado en su propia angustia no escuchó el disparo de un perdigón certero que alcanzó de lleno su diminuto cuerpo. Fue en ese trágico momento, fatal desenlace, cuando un gesto instintivo por agarrarse a la vida le obligó a alzar su cabeza. Por primera vez en todo aquel tiempo alcanzó a ver detrás de todos aquellos edificios la Casa Campo, sus árboles, el lago y los pájaros que lo sobrevolaban. Una última imagen antes de caer irremediablemente sobre el asfalto de Madrid.”

Introducción
Los analfabetos emocionales desconocemos que existe algo así como el momento presente, siempre enfrascados en nuestras remordimientos sobre hechos que acontecieron en el pasado o preocupados por eventuales riesgos futuros, o en su caso por la idealización de un mañana que tememos no se convierta en realidad.
Se trata, en definitiva, de postergar la sensación de felicidad a un momento futuro porque no somos capaces de disfrutar con nuestro yo y su entorno en el presente. De esta manera, idealizamos el mañana, creyendo que cuando tenga aquella o tal cosa podré empezar a disfrutar de la vida. Y, cuando llega ese momento, irremediablemente nos sentimos vacíos y continuamos anhelando otro futuro mejor.
Los pobres emocionales, por poner un ejemplo, nos vamos a la cama con un montón de personas y asuntos pendientes, hasta el punto que nos dormimos en la inconsciencia del momento presente. No disfrutamos de la relajación del momento, ni del tacto de las sábanas, ni del placer de no realizar absolutamente nada, simplemente permanecer en paz, relajados hasta que el sueño nos venza.
Y lo cierto es que ya tenemos todos lo que necesitamos para exprimir al máximo el momento presente. Sólo nos falta destreza para conocernos. Un paso de gigante se consigue cuando tomamos conciencia del momento presente. Somos capaces de atrapar nuestros pensamientos y catalogarlos como remordimientos pasados o preocupaciones futuras. Una vez conseguido, los desecharemos para centrar nuestros sentidos en lo único que existe, que es aquello que está ocurriendo en este preciso instante. Respirar, oler, tocar, ver, escuchar y degustar lo que nos sucede siendo plenamente conscientes. Sea lo que sea, por insignificante que nos pueda parecer.
Los sabios emocionales también piensan en el pasado (para aprender) y viajan futuro (para planificar o prevenir). Sin embargo, lo realizan de una manera consciente, organizada, controlada y de sobre todo constructiva. Evitan el pensamiento neurótico, intentando centrar la mayor parte de su consciencia en el momento presente. Valoran y agradecen continuamente lo que tienen y disfrutan en cada momento, sin dar mayor importancia a las preocupaciones o los remordimientos que al momento en el que están sintiendo y viviendo.

Reflexión
Y tú…¿invades el momento presente con pasado y futuro? ¿eres capaz de atrapar tu pensamientos y postergarlos para concentrarte en el presente? ¿qué resultados cosechas cuando adoptas esta conducta?

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